Cariátides


Las “cariátides” han sido la obsesión iconográfica de mis últimos trabajos. Estas columna-mujeres que en los templos griegos sostienen pesadas estructuras, son extrapoladas por mí a nuestro tiempo. Represento seres humanos que cargan en sus espaldas el peso de la sociedad contemporánea, tan alejada de lo espiritual.
La búsqueda de belleza plástica se somete, en esta serie, a mi concepción filosófica del hombre y su contexto, ya que me es imposible permanecer indiferente.

-Mirta Narosky


Texto crítico

Hoy comienzo con un No. 
No, no todos hemos sido dotados para seguir la luz de algunos ovillos. Cuántas veces la pintura se esparce y se pierde entre las formas desafiantes cuando se enfrenta a nuestras pobres categorías semánticas.
Cabe entonces aclarar desde el vamos, que lo de Mirta Narosky sigue estas reglas descriptivas.
No, como les dije su trabajo no es fácil. No es precisamente la síntesis acabada de un dialecto consumado.
No, no es un aglomerado de materia que pretende ser etéreo para sus intérpretes. Lo de Mirta es mas complejo. Es un proceso, una transmutación, un conjuro afilado del cosmos que se hace cargo en el planisferio articulado por la memoria inconsciente de una mano.
¡Les dije que era difícil! 
Seamos Francos. Para asimilar esta pintura hay que serlo. 
No son muchos los pintores que se conectan en dosis tan contundentes con lo oculto, con lo que subyace detrás de la pulsión personal.
Jung hablaba de arquetipos, de figuras míticas ensoñadas en un espacio ajeno al mundo consciente. Eran figuras que deberían de algún modo resolver las incógnitas del inconsciente colectivo, lo que no se ve.
Por ahí vamos. Justo por ahí. ¿No es así? Siguiendo a esta mano privilegiada, dotada de un juego profano, sumida en raptos singulares, desbordando como pocas la presencia de un misterio frecuencial.
¡Ahí sí! ¡Le digo Sí! Ahora que ha leído estas letrillas pretenciosas, anímese a contemplar, a disfrutar de las formas del ritual original.
¡Por eso sí! No intente descifrar. Continúe con el juego de las formas. Más adelante, en algún rapto de ensueño algo puede surgir. Tal vez una idea, alguna palabra, alguna percepción integral de su trazo. Perdón, de tu trazo, de su trazo incorporado, asociado al sueño.  Ahora sí, Gracias Mirta. 

– Lic. Alejandro Haloua – Poeta